No es lo mismo ser varón y vivir tu sexualidad como deseas, sin quedarte embarazado, que ser mujer y tener que reclamar lo mismo toda la vida (si ésta no te la roba a cuchilladas quien duerme contigo). No es igual ser obispo en Madrid y achacar a la ¿liberación? de la mujer los supuestos desórdenes de nuestra sociedad, que ser feligresa en el barrio de Delicias, y atender al cepillo de la parroquia con tu propio sueldo (casi siempre menor que el de tu compañero de trabajo). Francamente, no es lo mismo.

No da lo mismo llevar a tu hijo a un aula con más de la mitad de sus compañeros de otra lengua, cultura y religión que a una en la que todo el alumnado sea homogéneo (sobre todo si las dos se financian con fondos públicos).

No es igual ser el médico especialista que trabaja suavecito de mañana en el Clínico, de tarde en la clínica Zutano y exigir aún más dinero, que ser el enfermo paciente en su larga lista de espera.

No da igual lo que Fraga diga, por muy viejo que sea, ni es lo mismo Blair que Aznar, aunque éste último no se vuelva a presentar. -- José Ignacio Asensio. (Zaragoza) M