Veintitrés millones de desplazamientos en Navidad conforman un panorama de éxodo masivo que sería más propio de personas desarraigadas, nómadas o apátridas que de una sociedad sedentaria como la nuestra, en la que gran parte de sus habitantes aspira a un trabajo seguro, para siempre, y rechaza la movilidad laboral.

Porque a casi nadie le gusta vivir lejos de su casa, salvo en vacaciones o largos fines de semana, tiempo en el que no se sabe muy bien a dónde va tanta gente, de qué huye o qué busca; puede ser un reencuentro familiar o de amistad, un cambio de aire para procurarse alicientes en la vida, unos días de sosiego.

Pero luego la realidad envuelve a estos viajeros en problemas desde el comienzo del viaje con atascos, accidentes, lugares concurridos y regreso a casa con los mismos problemas de atascos y accidentes. Y es que somos una sociedad centrípeta, por muchas fugas que realicemos.

--Antonio Nadal Pería. (Zaragoza)M