Les escribo sobre un asunto que ya ha sido considerado por los medios de comunicación en la primera mitad de este año. Después de dadas todas las informaciones posibles... Se trata del tráfico de niños y de órganos en la provincia de Nampula de Mozambique. Aunque poco a poco la constatación es que es una o muchas redes internacionales, actuando en muchos países pobres, de Oriente a Occidente, de Norte a Sur.

¿Qué ha cambiado desde que salió a la luz? ¿En qué hemos cambiado nosotros mismos?

El monstruo del tráfico humano sigue su curso como un río con muchos brazos, del cual el principal es el tráfico infantil. El cuento del Hombre del saco que casi hacía reír por su absurdo a nuestra vida infantil, segura y sin sobresaltos, es una realidad pavorosa, demasiado real para ignorarla.

La carta de la misionera española en Mozambique que pidió a la justicia mozambiqueña la protección de los hijos del pueblo sigue sin una respuesta. Los criminales, conocidos de todos, siguen libres. --M. Cruz. (Teruel)M