POLITICA

Lo nunca visto

***José M. Aranda Martín

***Zaragoza

El que en unas elecciones generales los aspirantes a presidente nos colmen de promesas sorprendentes para alcanzar el voto es lo normal. Pero también hemos sido víctimas del incumplimiento final de una legislatura. Pero lo que ha pasado ahora es lo nunca visto. ZP hizo promesas en sus mítines electorales de grueso calibre, e, incluso, de difícil realización. Tanto de política exterior como de interior.

El retirar las tropas españolas de Irak y parar el trasvase del Ebro eran cosas que la mayoría de los españoles veían normal, como un freno a la política cesarista del anterior Gobierno que se dejó llevar de sus grandezas desde una mayoría absoluta, que no caló en el pueblo, pero difíciles de cumplir.

Y ¡oh milagro! en cuanto ganó las elecciones y tomó juramento ante el Rey, el modoso, dialogante y de buen talante, sin siquiera arrugarse la raya del pantalón en su poltrona, dio órdenes a su flamante ministro de Defensa para que las tropas españolas volvieran de inmediato desde Irak. Ni Consejo de Ministros por medio ni nada.

Conmoción general en la oposición. Alegría general en la ciudadanía. La suerte está echada. ¿Qué podía esperar de la ONU? Nada. Ni siquiera haciéndose cargo del caos imperante. Cuanto antes mejor. Promesa cumplida. España agradecida.

En cuanto a lo del trasvase no tenía razón de existir de la forma tan instransigente como lo querían hacer (paseo militar, por... narices). También lo cortó, sin que quiera decir que no solucionan la falta del agua donde ésta sea escasa. Y... qué cosas. Ahora Levante y Murcia piden, casi suplican, diálogo... En fin. En Aragón saben que lo tendrán, pero hasta ahora no nos lo habían pedido.

Lo que digo al principio. Lo nunca visto. Dos promesas de gran calibre cumplidas. Y... ¿qué pensaban? ZP las ha cumplido sin arrugarse lo más mínimo. Tenemos un buen gobernante para un buen rato.

CIUDAD

Calderas de gas

***Teodoro Maestre

***Zaragoza

El problema que pretende exponer el que suscribe seguro que en la actualidad lo tienen en más de una comunidad de vecinos, casas construidas hace 15, 20 ó 25 años que ante la necesidad de tener que cambiar la caldera del gas se encuentra que estos nuevos aparatos más sofisticados, modernos y con mayores prestaciones no se pueden acoplar a los sumideros o chimeneas existentes en las casas, lugar donde se encontraban colocadas las anteriores.

Este entuerto lo solucionan los vecinos sacando los tubos de escape de gas al patio interior de la casa a través de la terraza de la cocina usada como tendedero, con lo cual los habitantes del piso superior ya pueden tender la ropa lavada para que se seque donde buenamente puedan, puesto que en su vivienda y con un escape de gases debajo de la ventana no creo les quede muy bien.

Y no sólo esto, sino que los referidos patios terminarán convertidos en bosques de tubos similar a los tejados con las antenas de TV antes de instalar las comunitarias.

Con el peligro de que algunos con 80 o 90 metros cuadrados y quince pisos de altura se pueden convertir en gigantescas chimeneas de monóxido de carbono impidiendo incluso la apertura de las ventanas.

Estamos de acuerdo que todo tiene que cambiar, avanzar, progresar, pero dentro de unos órdenes o contextos, ya que si tenemos electrodomésticos que podamos ponerlos en funcionamiento por teléfono, por poner un ejemplo, no tiene sentido que su uso nos impida tender la ropa lavada o poder abrir la ventana de casa.

Seguridad y comodidad sí, pero que ello no nos lleve a tener que cambiar de residencia.

Por culpa de tanto adelanto tecnológico.