POLITICA

Aragonesismo

***Enrique Lasaosa Novo

***Zaragoza

¿Somos los aragoneses defensores de lo nuestro? Aunque para buena parte de nuestros paisanos no resulte tan evidente, existen muchos indicadores que informan del alto grado de identificación que tienen con su tierra los habitantes de este viejo país, antaño Reino independiente y hoy nacionalidad según nuestro Estatuto de Autonomía.

En los últimos años, diversos sondeos de ámbito estatal han puesto de manifiesto que los aragoneses somos los menos satisfechos con el nivel de autogobierno alcanzado por nuestra Comunidad. Una tesis que resultaría irrefutable para cualquier sociólogo del mundo que descubriese que en un territorio como el nuestro, los ciudadanos han salido a la calle de manera masiva y reiterada en los últimos lustros en defensa de derechos colectivos como el autogobierno y la defensa del Ebro.

La denodada batalla contra el trasvase, iniciada en la dictadura y reeditada frente a los gobiernos de González y Aznar, ha puesto de manifiesto que nuestra perseverancia es mucho más vigorosa que el aparato del Estado y sus medios de propagación.

Son múltiples las muestras de ese aragonesismo universalista que, a veces soterrado, impregna nuestra sociedad. No viene mal, cuando no sobra la autoestima, valorar un poco lo propio y si, pese a todo, alguien nos quiere arrebatar nuestra historia, siempre podemos gritar al viento aquello de "Aragón ye nazión!", porque si Aragón no es nación, ¿quién puede serlo?.

TERUEL

El 3 de octubre

***José Manuel Durban

***Teruel

El próximo domingo, 3 de octubre estaré en Zaragoza. Para que se apee la soberbia y se nos atienda. Para que aquellos que debieran luchar por las propuestas de los ciudadanos cumplan sus promesas y luchen por esta provincia.

Porque nací en Teruel, vivo en Teruel, trabajo en Teruel y tuve que emigrar para estudiar. Volví a mi tierra aunque nuestros vecinos geográficos tuvieran y sigan teniendo mayores posibilidades; las que pedimos ahora para el futuro de nuestros hijos.

Para que nadie nos culpe de nuestra propia desgracia. Para que nadie apele ya al "tenemos lo que nos merecemos".

Para pedir lo que nos corresponde por derecho propio. Los habitantes de esta tierra pobre y olvidada hemos salido del pesimismo y el determinismo instalado en nuestras formas de ser.

Nos hemos dado cuenta que esas formas de ser han sido troqueladas mediante todo un ejercicio de indudable maestría pertrechado hábilmente para mantener la poltrona.

Nos hemos dado cuenta que si estamos así no es fruto de una conjura divina que nos somete al nihilismo sino más bien el resultado del no-hacer político, de no reclamar con fuerza lo que nos pertenece.

Pero es que, además, nos mienten tan descaradamente que resulta imposible permanecer quietos.

¿Qué ha sucedido después de la manifestación del pasado mes de julio con casi 6.000 personas? Pues que se han cerrado filas en torno al más puro estilo "o conmigo o contra mí".

¿Tanto daño hace la verdad? No debiera si no se esconden intereses que nada tienen que ver con la esencia de unas ideas que se adoptan como pilares fundamentales de los programas electorales. Paradojas de un destino que cambia según se ostente el poder.

Todos aquellos que mudan tan fácilmente la nobleza de su alma por las mieles del sillón deberían regresar a sus orígenes, perfilados magistralmente en la lapidaria frase del ilustre filósofo Marx (Groucho): "partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria".

Adelante "Teruel Existe".