El hecho de que los agentes que detectaron la reunión de Carod-Rovira con la dirección de ETA no aprovechasen la oportunidad para intentar la detención de los terroristas crea desazón. Ese dato colateral del escándalo creado en torno al hasta ahora conseller en cap abre dudas sobre si, en esa situación, lo prioritario es reunir información para censurar a un político democrático o llevar a la cárcel a los dirigentes etarras.

Hay más cuestiones delicadas. Por un lado, otro caso de aprovechamiento partidista --esta vez, contra el tripartito catalán-- de la actuación antiterrorista. Por otro, la entrega de información confidencial obtenida por el servicio secreto a un medio de comunicación privado para que la divulge a su manera. Según Aznar, "lo relevante es lo que se conoce". Con ello subraya que la manera de actuar de la policía y de su Gobierno carecen de importancia. No es así. Carod-Rovira cometió un error si pensó que un conseller en cap puede efectuar un gesto político así por su cuenta. Pero también parece evidente que asimismo han existido errores --y menos ingenuos que los del líder de ERC-- por parte de quienes no detuvieron a los etarras o han utilizado a su manera la revelación del censurable viaje del político catalán.