El cazador que mató el pasado uno de noviembre a la única osa autóctona de los Pirineos ha sido procesado por destrucción de especie protegida, un delito que el Código Penal francés castiga con 9.000 euros de multa y seis meses de prisión. El cazador ha alegado estado de necesidad, porque insiste en que había que elegir entre su propia vida y la de la osa, pero no cuenta el matarife que antes de participar en una batida de jabalíes, junto con varios cazadores más y muchos perros en Urdos, había sido advertido de que la osa y su pequeño osezno campaban por la zona. Sería aconsejable que la justicia francesa atara más corto a los cazadores.