Dentro de la retahíla de motivos para solicitar el trasvase del Ebro, los alcaldes de Levante han incluido en un desafortunado manifiesto proPHN algunos que de no ser por la seriedad del asunto causarían simple hilaridad. Reclamar el agua del Ebro porque la escasez en la zona provoca problemas muy graves de salud, o decir que el Mediterráneo español es una zona turística a proteger y mejorar porque la inestabilidad internacional y el terrorismo cercenan las posibilidades de otras zonas del mundo son dos ejemplos claros de esta provocación. Si el brote de legionela más importante del mundo se produjo en Murcia por falta de agua, más sencillo que pedir el trasvase es prohibir los riegos ilegales y aumentar los caudales y la calidad allí donde se detecta el problema. Respecto al segundo argumento, el del terrorismo, es de una desfachatez tal que se descalifica por sí mismo. Lejos de imponer la lógica, los alcaldes levantinos que han rubricado este manifiesto muestran una escasa catadura moral. Puestos a pedir, en lugar de pedir agua podrían pedir directamente el oro de las minas de Johanesburgo o el petróleo siberiano. Al fin y al cabo, parece importarles muy poco lo que pueda ocurrir en los lugares que les cedan sus recursos. Deplorable.