Digo bien Cataluña, porque uno de los éxitos del independentismo ha sido precisamente conseguir que se identifiquen sus posiciones políticas con todo un pueblo. Y eso a pesar de que las elecciones, los sondeos y todos los indicadores objetivos indican otra cosa. Así, cada vez que un españolista abomina de los catalanes, en general, está haciéndole el juego al soberanismo en lo que se refiere al uso del lenguaje. Que ya es decir.

En Aragón, la contumacia y la insensibilidad de las autoridades culturales de Cataluña en lo referido a los famosos bienes sacros ha permitido el desarrollo de una catalanofobia (también está lo del idioma en la Franja) que tiene encantada a la derecha. Hace días, en los comentarios a las noticias publicadas por la edición digital de este diario, un ciudadanos se alegraba de que Murcia volviese a la carga con lo del trasvase del Ebro... porque así el agua (¿qué agua?) acabará en Levante antes que en la maldita Cataluña.

Los bienes no vuelven y la jueza que lleva el tema se va de vacaciones. El descojone. Los independentistas se pasan la democracia por el forro y el Gobierno central rechaza una salida democrática (referendo sujeto a una ley de Claridad) porque prefiere ir al choque. El PSOE (justo cuando podría resucitar aprovechando que las expectativas electorales del PP parecen bloqueadas y que Podemos está de capa caída) ha topado con el debate sobre la plurinacionalidad de España, otra disputa retórica con la cual la populista Susana Díaz intenta sabotear al renovador Pedro Sánchez.

Malos tiempos para los matices. Por eso, si ustedes creen que los bienes deben volver a Aragón, pero que esa no es una cuestión fundamental para nuestra tierra... si desean que Cataluña se quede, pero bajo un régimen federal que incluya el derecho a decidir de las partes... si son europeistas, pero critican con amargura esta Europa sometida al capital financiero... si son solidarios con el pueblo venozalano atrapado entre un régimen brutal y una oposición atroz, tómenselo con calma. Y procuren no desquiciarse.