Querido lector: si usted o yo mismo decidimos convertirnos en emprendedores e iniciar un negocio, habremos de calcular los costes de la inversión. Si en ese momento, supongamos que queremos montar un colegio privado en Valdespartera, tenemos a favor a la Consejería de Educación intermediando con el ayuntamiento para que nos regalen una parcela de 40.000 metros cuadrados y a todo el grupo popular municipal peleando por ella, pues- qué quiere que le diga, el negocio no pinta mal para empezar. Y mira por dónde va el Gobierno municipal y por ideología, dice que ni hablar, que cederá suelo sólo para uso público. Por ideología, oiga, sólo por ideología. Pecado mortal. Lo contrario, favorecer a la privada, concertada o no, no es ideología. Es- no sé qué. Ya profetizó Fernández de la Mora el crepúsculo de las mismas. Pero se equivocó. Hay una ideología que consiste en favorecer siempre lo privado frente a lo público, en gestionar desde el poder favoreciendo los intereses privados, en desmantelar, desmontar, recortar, deteriorar todo lo público para crear nuevas oportunidades de negocio a los intereses privados. Eso sí, en defensa de la libertad de elección de quienes tengan dinero para pagárselo. Lo decían los padres del liberalismo: el Estado sólo tiene que intervenir para garantizar la libertad de hacer negocios. Y según parece, los neoliberales siguen siendo partidarios de lo mismo y además de regalar los recursos públicos a los negocios privados. Y lo defienden sin una pizca de vergüenza. Profesor de universidad