José Luis Soro tiene razón. Presentarse en solitario a unas elecciones resulta frustrante. No sabes si has vencido y convencido, porque enfrente falta el adversario, el que mide tus ilusiones. Es curioso que el consejero de Vertebración Territorial no tuviera rival para la presidencia de Chunta en estos últimos ocho años. Sobre todo, porque el partido se distingue por ser un hervidero de ideas con mucho sentido crítico. Cada militante de CHA es un mundo y coincide con los demás en tres condiciones irrenunciables: Aragón, Izquierda y Cultura, en la que se puede incluir la cultura del agua, uno de los retos históricos de la formación. Hoy, salvo sorpresas, acuerdos o renuncias, la XI Asambleya Nazional (11ª Asamblea Nacional, traduzco para los que quitan letreros en aragonés) que se celebra en Huesca va a poder elegir por fin: Joaquín Palacín y Adrián Tello, dos de los activos más valiosos de la política aragonesa, se disputan la presidencia.

Ambos están de acuerdo en que las ideas y las decisiones del partido no pueden estar supeditadas por más tiempo a la coalición del Gobierno en Aragón. Los futuros dirigentes de Chunta necesitan marcar su propio terreno, aunque teniendo en cuenta -para evitar emociones fuertes- que no va a haber un Doctor Jekyll en la DGA y un Mr. Hyde en el partido.

De momento, el duelo entre Palacín y Tello ya ha conseguido que se hable del futuro más que del pasado e incluso que la militancia acoja esta cita con buenas dosis de ilusión. Del bloque ganador en esta asamblea dependerá que una juiciosa concordia impere a partir de ahora. La justa y necesaria, porque el espíritu crítico y los apasionados debates internos forman parte de su razón de ser.

*Editor y escritor