Parece ser que a los dialécticos de Chunta Aragonesista, a Yuste, a Fuster, se les ponen los pelos de punta cuando su candidato nazional, José Antonio Labordeta, improvisando sobre la marcha, se lanza al proceloso oceáno de la teoría política. La otra noche, sin ir más lejos, entrevistado por TVE, el cantante soltó una de esas perlas, no sé si natural, o de criadero, merecedoras de sabroso comentario: "La Chunta -dijo Labordeta, sin encomendarse a Dios ni a Chesús- es un partido socialdemócrata". Toma geroma.

Uno creía que la socialdemocracia, como ideología surgida tras la conmoción de la revolución soviética, radicalmente enfrentada con el comunismo, y situada siempre, en el espectro ideológico, a la derecha del socialismo histórico, había terminado dejándose absorber por el liberalismo económico (de hecho, hay unos cuantos partidos socialdemócratas europeos, comenzando por el británico, que no han sido admitidos en la Internacional Socialista); y que, ni en su origen ni en su desarrollo, se había distinguido por sus contenidos nacionalistas (acostumbra, por el contrario, a combatirlos). Pero, ahora, merced a la revisión labordetiana, nos topamos aquí, en Aragón, sin ir más lejos, con un partido socialdemócrata y nacionalista: la Chunta.

Según y como, lo de nacionalista, porque Labordeta, también en TVE, anunció que sus siglas han renunciado para siempre a la independencia de Aragón. Que no son éstos, dijo, tiempos de independencias, sino "de interdependencias", y que, lejos de enclaustranos en nosotros mismos, hemos de subir al Aneto y otear nuevos horizontes, a ver qué se cuece en el universo mundo. Después de tantas aclaraciones, chirría un poco que el político socialdemócrata siga refiriéndose a "este país" -por Aragón- cuando desea enfatizar algún punto del programa. ¿Quizá habría que entender su acepción en clave costumbrista, decimonónica, en referencia a un paisaje y a un paisanaje? ¡Si Gaspar Torrente levantara la cabeza...!

De modo y manera que, una vez fabricado el traje a medida, y con un partido en la mochila, ya tenemos a Labordeta ("el amigo, el hombre, el poeta, el político...") subido al mismo carro que Willy Brandt, Schroeder, Paco Fernández Ordóñez, Luis del Val, Carmen Solano, José Luis de Arce o Luis Acín, quien también, dentro del PP, practicaba la fe de una socialdemocracia solidaria con la unidad de la patria. Lejos, por tanto, de Beiras, de Carod, de Ibarretxe, de los nacionalistas que están marcando el paso, y la ideología, desde Galicia a Cataluña. Lejos de Irlanda, de Canadá, pero cerca del PAR, cuyo aragonesismo moderado cabe bien en el macuto del "abuelo".

Las ventajas de diseñar una campaña personalista caen, en el caso de Labordeta, por su propio peso. El músico tiene bagaje, es popular, pintoresco y, a su manera, defiende la tierra. Pero los sobresaltos de este tipo de operaciones publicitarias pueden llegar a desenfocar la lente del partido que se beneficia del márketing. ¿Todos los candidatos de CHA son socialdemócratas? ¿Están a la derecha del PSOE? ¿Entienden que "este país" jamás será un país?

*Escritor y periodista