Tenemos un grupo de Facebook integrado por 318 miembros de todo el mundo. Compartimos una misma mutación llamada Ros 1 que nos ha causado un cáncer de pulmón. Representamos el 1% del total de este tipo de cánceres. La mayoría de pacientes está en EEUU y desde allí un grupo de mujeres enfermas, con mutación Ros 1, ha recaudado fondos y financia una investigación que permita descubrir nuevos fármacos. Son las primeras enfermas que impulsan una iniciativa de estas características. Los que estamos en este glorioso grupo de Facebook colaboramos dentro de nuestras posibilidades en financiar la investigación de una mutación tan minoritaria e insignificante que carece de interés para las grandes farmacéuticas. Todos los que pertenecemos al grupo estamos vivos gracias a los fármacos de última generación que tomamos. Tienen nombres imposibles: Crizotinib, Entrectinib, Lorlatinib... Entre nosotros no hablamos de los poderes de la homeopatía, de lo bueno que es dejar de vacunarse, de lo beneficiosa que es la leche cruda. Hablamos de que es la ciencia y la investigación la que nos salva cada día la vida; de que queremos más y mejores tratamientos. Hablamos de gente como Alberto Jiménez Schuhmacher y de tantos investigadores que precisan de más apoyo público y privado. Hablamos de médicos como Ángel Artal, que nos atienden en sus consultas y detectan síntomas con brillantez. Hemos comprobado en nuestros cuerpos que es la ciencia la que funciona, la que nos permite continuar con nuestra vida. No los chamanes 2.0.

*Periodista / @mvalless