En los tiempos más gloriosos de la Prensa española, cuando se hizo imprescindible allá por la Transición y los inicios de la democracia, los periódicos serios rechazaron los sucesos en sus páginas. Los sucesos tenían sus propias publicaciones y era tal el morbo con el que describían los hechos que se decía que chorreaban sangre. Pero los sucesos son un género connatural al periodismo y los periódicos consiguieron limpiar el manchón amarillo de la crónica negra gracias a un reducido elenco de periodistas que trataron el género con seriedad y rigor. La tragedia, la miseria y la maldad humana, las catástrofes, los delitos económicos, la sangre y la muerte son materia delicadísima cuyo relato exige gran conocimiento del lenguaje jurídico, de la tipología del delito, y también grandes dosis de humanidad y de asepsia. La base de un buen periodista de sucesos y tribunales es la solvencia de lo que cuenta, y eso es lo que la Asociación de Periodistas de Aragón premió ayer a José Miguel Pérez Bernad, cuya solvencia profesional ha quedado en la hemeroteca de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, entre otros diarios. En esos comienzos del buen periodismo de sucesos, Chemi sentó cátedra demostrando que hay que ser sabueso pero nunca buitre. Raras veces traspasó los precintos policiales, no le hizo falta. Un escrupuloso respeto a la presunción de inocencia, la independencia de los jueces y la profesionalidad de las fuerzas de Seguridad han sido sus principios irrenunciables. Por eso su agenda esconde grandes tesoros telefónicos de la Policía, la Judicatura, la abogacía, prisiones y la Medicina Legal. H *Periodista