Existen individuos que tienen el don de caer de pie pase lo que pase (catástrofes incluidas), gozan de unánime simpatía y se las apañan para dar media vuelta, salir bien parados y sacar tajada aunque caigan chuzos de punta. Bueno, yo creo que no es un don, que se lo curran, porque no es fácil estar todo el santo día poniendo cirios a Dios y al Diablo, diciendo a todo quisque lo que quiere oír y evitando, sobre todo, decir lo que ese quisque no quiere oír. Como es obvio, no pertenezco a esa especie. Luis García--Nieto, tampoco.

Dice Luis --que siempre tuvo la cabeza muy bien amueblada-- que desconfía de ésos de los que nadie habla mal, gente a quien se supone excelente en lo suyo sin concretar los méritos, e independientes a destajo aunque a menudo se confunda independencia con incongruencia, o simple oportunismo. Por eso imagino que Luis forma parte del reducido club que detesta a Inocencio Arias (call me Chencho, please ). A este buen hombre no se le conocen otras gracias sino llevar la pajarita como Dios, sonreír como si no hubiera hecho otra cosa y hablar inglés, ni otra lealtad que la que profesa al Real Madrid. Pero siempre ha sido de todo, con todos. La última jugada de Chencho, decir que Aznar se pasó a la ONU por el forro en las Azores (sin que nadie le pregunté por qué no dimitió), al tiempo que pone a su pajarita por testigo de que el famoso lobi no se ocupó de la medalla aznarita, es para enmarcarla.

Apúntenla y vayan apostando sobre el próximo cargo.

*Periodista