Ciencia y gestión son las dos variables bajo las que hay que analizar un problema. Con los datos que existen en este mundo globalizado (donde las noticias se difunden al momento), todo nos llega a todos los ciudadanos.

Ciencia. Cualquier avance, logro, descubrimiento en el terreno de la investigación, con aplicaciones, desde la creación del conocimiento, tiene una difusión mundial inmediata, y la universidad, instituto de investigación o científico, a nivel personal o en equipo, con la transmisión de su logro y descubrimiento, tiene la gloria y reconocimiento del Planeta. Como simples, pero expresivas demostraciones, Santiago Ramón y Cajal descubrió la estructura del sistema nervioso central, del hombre y los vertebrados, pasó a la Historia y obtuvo el Premio Nobel, como Fleming, décadas después, con la Penicilina y el mecanismo de actuación de los antibióticos, recibiendo también el galardón de la academia sueca. Y antes de Bill Gates, en los 40, tres jóvenes físicos, en Seattle, descubrieron con el silicio el transistor. Lo que condujo a que Silicon Valley haya sido y sea un lugar de investigación que ha transformado el Planeta las comunicaciones, y la cibernética, partiendo de la investigación. Los actores, y sus equipos tienen el honor del reconocimiento y derivados los beneficios económicos de las empresas, instituciones y universidades en cuyos laboratorios trabajan.

En esta pandemia de la difusión del Covid-19, todos los países han puesto encima de la mesa sus logros, medios, profesionales y científicos más cualificados para su control. Hoy, sin éxito con previsiones oscuras a corto y medio plazo. Desde el primer caso diagnosticado por un oftalmólogo, (al que no hicieron caso y falleció), China tardo mes y medio en permitir que la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitaran el núcleo infectado. Aplicaron medidas de aislamiento y confinamiento total en la población y cierre de Wuham. Y han ocultado las cifras de contagiados y fallecidos a la OMS. Pero lo han controlado.

¿Qué medidas definía la ciencia sobre el virus y para protegernos del mismo? Que venía y vino sin ganas de irse. Virus animal que mutó para ser patológico al ser humano. Alta capacidad de difusión y contagio. Limitada letalidad. No hay vacuna ni tratamiento específico. Las normas seculares de aislamiento han demostrado su eficacia. Las muertes se produjeron en su mayoría en personas ancianas, confinadas en residencias, patologías acompañantes, comorbilidad, inmunodepresión...

Prevención. Mascarillas, batas, guantes, trajes protectores, soluciones alcohólicas desinfectantes. Como en toda epidemia, identificar a los contagiados y aislamiento de los mismos. Identificación, no solo por clínica, sino mediante test, con PCR, que identifica el ARN del virus y serológicos, que detectan el nivel de anticuerpos tras haber sido contagiados. Y dotación del material en los hospitales, centros de Atención Primaria y farmacias.

Gestión. España. Hemos presumido de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, tanto por su accesibilidad y sentido social, como por sus indicadores. En el 2018, en un análisis riguroso de las estructuras de los sistemas sanitarios del mundo, España, estaba entre los diez primeros. Pero en 2019 pasamos, dentro de este lustro penoso, en carencia de inversiones y actualización de tecnologías, al duodécimo (el mismo que nuestro nivel económico). Y sufrimos la demagogia del vicepresidente Iglesias que criticaba la generosidad de Amancio Ortega en donar millones de euros para la actualización de tecnología de última generación para el tratamiento de las afecciones oncológicas.

¿Como nos ha sorprendido en dotación y precisión el covid-19? Limitados respiradores y muchos obsolescentes. Carencia dramática de mascarillas, batas, soluciones desinfectantes, recursos para preveer y atender el aumento de contagiados y graves, con necesidad de ucis y apoyo mecánico en la respiración de los afectados con neumonía. Lo de los test es para nota. El covid-19 tiene material genético ARN (descubrimiento del otro Nobel español, Severo Ochoa), y se identifica con la técnica de PCR. La otra forma, menos determinante, es la serológica (señalar, una vez contagiado, el nivel de anticuerpos que el virus ha inducido en el contagiado). El PCR, es diagnóstico inmediato e incluso reconoce a los contagiados, contagiantes, que no tengan clínica, pero pueden contagiar a otros. Los anticuerpos, por el contrario, muestran en los contagiados que han sido infectados y de acuerdo a la capacidad inmunológica del paciente, demuestran que ha tenido la enfermedad. España, en el último lustro, no dotó a nuestros hospitales de tecnología para realizar los PCR, a diferencia de los coreanos y los alemanes, que están controlando la situación. El prestigio de España, y el mando único de Sánchez y de Illa ha sido denostado con los engaños fraudulentos en la compra de test, no previstos en su momento, con unas sensibilidades del 25% ( que quiere decir que si es positivo tienes la enfermedad), pero si es negativo tienes tres posibilidades entre cuatro de estar contagiado. Igual con las mascarillas. Errores, torpezas, intermediarios, especuladores.

Illa, con su formación filosófica, podría recordar la máxima socrática de «Solo sé que no sé nada». Se le nota y lo demuestra reiteradamente. A los dos meses del desastre, usa reiteradamente evidencias científicas, cuando bajo el mando único no somos capaces de contar bien el número de muertos. La prestigiosa revista médica The Lancet, una de las biblias de la comunidad investigadora, ha sido demoledora con la incompetencia de muchos gobiernos, incluido el nuestro para enfrentar la crisis. Y ahí han surgido el termino «reconstrucción nacional» de Sánchez, y el lapsus del Guardia Civil, José Manuel Santiago, que aseguró que la Benemérita trabaja para «minimizar» las criticas al Gobierno.

Todos estos desastres, errores, imprevisiones, partiendo de que la ciencia se difunde universalmente, se derivan de la gestión llevada a cabo por los políticos. Y por eso somos el pais con mayor número de casos absolutos, después de EEUU; el del mayor número de muertes por millón de habitantes, y el de mayor número de sanitarios contagiados. Brindando por ellos, su compromiso, entrega, solidaridad y generosidad, que es la esperanza en que renaceremos, pero no por la reconstrucción del presidente de Gobierno.H *Catedratico emérito de la Universidad de Zaragoza