Los presupuestos generales del Estado en lo tocante a Aragón son ambivalentes. Las inversiones superan las cifras del año pasado, que fueron malas, pero no permiten culminar proyectos pendientes. La cara positiva, el empujón al Corredor ferroviario Teruel-Sagunto, contrasta con la parsimonia en proyectos clave, como el Canfranc con partidas testimoniales, o la autovía A-23, cuyos últimos tramos no quedarán resueltos esta legislatura. Aunque mejoran la caída del año pasado, las cuentas dejan a Aragón en la anodina media inversora de siempre. Hay que mejorarlos en enmiendas.