El hombre de la sonrisa del corazón se ha marchado. Hace tan solo unas horas que me he enterado. Días de desconexión, de dolor, de muerte. Otra alma afín a la mía acaba de abandonarme y estoy perdida. Llueve a mares cuando escribo estas líneas. El cosmos, los antiguos, los espíritus de los que tanto conversamos en aquella entrevista que en el 2004 nos permitió conocernos en tu increíble casa (llena de libros, esculturas, pinturas, arte en todas sus manifestaciones, calor, belleza y amor), lloran tu muerte, mi querido Emilio, hombre de ley, al que siempre admiré y guardaré en mi memoria. Fueron cinco horas de conversa amable. La tuya, Emilio Gastón, iba a ser una entrevista en profundidad para la revista Qriterio Aragonés, la nieta de Andalán de la que fuiste fundador, y se convirtió en un momento mágico e inolvidable en el que durante cinco largas horas compartimos historias de vida, pensamientos políticos, filosóficos, artísticos, literarios, humanos…, porque si algo te caracteriza, aragonés de pro, es tu capacidad para ponerte en la piel de los demás, tratar de entender la naturaleza humana, luchar por hacer justicia, por comerte la vida y degustar cada segundo de tu existencia. Eso fue lo que nos unió aquella tarde-noche en la que terminamos tomando pequeños buchitos de ron y hablando de mi isla fetiche en torno a una de tus mesitas de trabajo, junto a tu adorada Mari Carmen y el ejército de espíritus a los que fuimos capaces de convocar en aquella velada y a los que ahora tú lideras. Estés donde estés, gracias por regalar tanto AMOR.

*Periodista y profesora de universidad