Ayer comenzó el último de los debates sobre el estado de la comunidad de esta legislatura en las Cortes de Aragón. Para estas fechas del año que viene habremos pasado ya unas nuevas elecciones y veremos quién sale a hablar a la tribuna. Esta vez, como en años anteriores, el primer día del debate saltó al ruedo la presidenta del Gobierno de Aragón Luisa Fernanda Rudi y dejó cinco perlas que humildemente quisiera comentar con ustedes.

Primera: "Aragón es el pasillo de seguridad de España con Europa". ¿Qué quiere decir Rudi con esto? ¿Qué Cataluña, el País Vasco y Navarra van a ser independientes en brevedad? ¿Qué la Travesía Central del Pirineo por Aragón hacia Francia solo se hará para no pasar por el territorio de una posible futura república catalana? Tal vez para los geopolíticos de FAES seamos el nuevo Corredor de Dánzig que establecieron en 1919 los aliados tras la gran guerra para garantizar el acceso de Polonia al mar Báltico, pero para mí es una irresponsabilidad hablar en esos términos. Aunque justamente se exija la reapertura del túnel del Canfranc, eso no debería estar condicionado a modificaciones fronterizas, sino a la colaboración entre gobiernos vecinos para desatascar sus muy saturados pasos ferroviarios actuales.

Segunda: "Aragón necesita más financiación y que no se tenga en cuenta solo a la población sino también la dispersión y el envejecimiento." Muy bien, pero ¿por qué lo dice cabreada mirando a los diputados de los tres grupos parlamentarios de la oposición? ¿Tienen algo que objetar los diputados del PSOE, CHA e IU sobre esto? Tal vez, para hablar de financiación, a quien le debiera pedir Rudi las perras es a quienes las tienen. Es decir, al presidente Mariano Rajoy y a los ministros de Economía y de Hacienda: Luis de Guindos y Cristóbal Montoro. Es con ellos, mediante la famosa Comisión Bilateral, con quienes se debería sentar para cuadrar el presupuesto aragonés y ver como se garantizan los servicios básicos de educación, sanidad y atención a los mayores, con la misma calidad que en el resto de España. Sin embargo, si te transfieren unos impuestos, y los dineros que de dichos impuestos se sacan, lo que no puedes hacer es soltar la siguiente perla y quejarte.

Tercera: "Bajaremos el IRPF y habrá muchas más deducciones en el tramo autonómico y en el impuesto de Sucesiones". ¿Pero no hemos quedado que estamos tiesos y hace falta más dinero para garantizar nuestro Estado del bienestar? Soplar y sorber a la vez no puede ser. No se pueden bajar los impuestos para favorecer a los de siempre y pretender tener mejores servicios. Y en cualquier caso, los presuntos efectos beneficiosos de bajar los impuestos para aumentar la renta disponible de las clases media-alta y la clase alta no se verían hasta dentro de un par de años, cuando el problema económico lo tenemos hoy y no mañana.

Cuarta: "Antes de que acabe la legislatura aprobaremos el anteproyecto de la Ley de Capitalidad de la ciudad de Zaragoza". Bendita y alabada sea la hora, en que la Ley de Capitalidad vino en carne mortal a Zaragoza, pero lo cierto es que ya llega con varias legislaturas de retraso. Cuando entre 2001 y 2003 se aprobaron las 32 actuales comarcas, se dejó a Zaragoza y a su área metropolitana en el limbo administrativo. Está muy bien que llegue el anteproyecto en esta legislatura. Para la próxima el proyecto. Para la siguiente la Comisión Bilateral con el Ayuntamiento de Zaragoza. Para la siguiente el reparto de competencias y de inmuebles y dentro de un par de décadas aprobamos la ley. Y ya después, sin falta, la rehabilitación del teatro Fleta.

Quinta: "Reduciremos el número de diputados de las Cortes de Aragón para regenerar la vida política". Lo mejor lo ha dejado la presidenta Rudi para el final, como en las Bodas de Caná. Como los resultados de las últimas elecciones europeas en Aragón nos señalan, probablemente Podemos irrumpa en el mapa político autonómico aragonés y por otro lado, dudo mucho que el PAR post-Biel sea capaz de soportar la presión de ir en solitario a las elecciones y poderse quedar fuera. Con cuatro candidaturas de izquierdas y una de derechas, y menos diputados por cada provincia en la Aljafería, nuestra presidenta podría llegar a la mayoría absoluta con un 30-35% de los votos. En el guiñote y en la política, con los triunfos contados y las cartas marcadas es mucho más fácil llevarse las diez de últimas.

Politólogo y subdirector del Laboratoriode la Fundación Alternativas.