La Cincomarzada cumplió ayer 40 años desde su recuperación en 1979 como escaparate festivo y jornada reivindicativa de diferentes colectivos, esencialmente vecinales, en Zaragoza. Una tradición a la que acudieron miles de participantes que volvieron a demostrar que la celebración está plenamente arraigada en el tejido ciudadano, al margen de su referencia histórica. Es una fiesta popular, participativa y debe mantenerse. Persiste también su esencia como foro reivindicativo pegado a la actualidad, en esta ocasión sobre la huelga feminista del 8-M, el rechazo al ICA o la exigencia a los grupos municipales de que haya presupuestos, entre otros... Y con los políticos en precampaña electoral.