En su última y reciente encuesta, el Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, ha vuelto a elaborar un mapa de la intención de voto en España. Sondeando, Comunidad por Comunidad, a quiénes piensan votar los españoles en unas próximas elecciones generales. El resultado ha atribuido cierta ventaja a las derechas, pero el hecho de que el PSOE se mantenga destacado como primer partido, y también que Vox no proyecte al resto del país su éxito en los comicios andaluces, han despertado toda clase de críticas contra la supuesta parcialidad del Instituto oficial, dirigiso por José Félix Tezanos, un destacado socialista, viejo zorro de estas lides.

En los sondeos telefónicos realizados en la Comunidad Autónoma de Aragón, los técnicos del CIS no han considerado necesario preguntar a los aragoneses si iban a votar a sus partidos nacionalistas, Chunta y PAR.

¿Por qué?

Actuando dichos funcionarios públicos como si, en el campo grande de unas elecciones generales, estas pequeñas --para el CIS--, siglas, las del Partido Aragonés y Chunta Aragonesista, no jugaran tan decisivo encuentro. Y olvidando que entre ambas fuerzas sumarían, aún hoy, un más que aceptable porcentaje; y que, hasta ayer, y durante las últimas legislaturas, si algún diputado cumplió en el Congreso su deber por Aragón, negándose a votar en clave de disciplina nacional, pertenecía a una de estas dos formaciones.

Chunta y PAR harían muy bien en denunciar esta injusta discriminación, que no se perpetra en otras Comunidades autónomas. Pues el CIS, más respetuoso con unas que con otras, siempre pregunta al elector vasco si votará a los nacionalistas vascos, y al catalán si votará a los nacionalistas catalanes, ya sea en elecciones generales, europeas, autonómicas o locales.

Como resultado de éstas y otras tropelías, cabe preguntarse si realmente vale la pena seguir costeando con dinero público un Instituto que, concebido para servir fielmente al Gobierno de turno, maneja a su antojo el espectro del voto, quita y pone, suma y resta, calcula y cocina, sobrevalora unos determinados índices y suprime unos determinados datos, votos o partidos.

Yo creo, francamente, que no.