Las encuestas publicadas por los medios, los sondeos periódicos realizados por los propios partidos... y ahora el CIS. No son resultados de verdad, claro, y de aquí a un año pueden pasar muchas cosas. Pero si yo estuviese en el pellejo de Mariano Rajoy y de Pedro Sánchez andaría bastante acongojadico. Porque los dos partidos de la alternancia están, en teoría, por debajo del 25% del total de posibles sufragios emitidos, porque ahora hay cuatro jugadores en la mesa de póker sin contar los nacionalistas periféricos, y porque todos los trabajos de campo realizados sobre diversas muestras y cocinados en diferentes fogones describen idénticas tendencias. El panorama político ha cambiado y ese cambio parece ser definitivo o al menos muy estable. Ni siquiera Podemos se viene abajo como algunos vaticinaban.

El PP ganaría unas posibles elecciones generales (y ruego a los lectores digitales entrecomillen el ganaría, ya que ellos no pueden ver las cursivas). Pero ahí no existe ninguna victoria. El 24% de los votos solo da derecho a negociar y pactar una coalición de gobierno. Nada más. Sobre todo cuando tu posible socio está casi a tu altura y apenas llevas distancia a tu principal competidor. Si hacemos caso al CIS, que suele ser el instituto que trabaja con mayor número de entrevistas, entre el PP y Podemos sólo hay una diferencia de 4,4 puntos. Están todos en un pañuelo. Y ojo, que Rajoy ha pasado a ser el líder menos valorado, ¡por debajo de Iglesias El Coletas!

Hay otra lectura obligada de la encuesta que ayer puso a todos de los nervios: las izquierdas están en claro retroceso. Cada vez se quedan más lejos de poder sumar mayoría (en el caso de que tuviesen voluntad de sumar cosa alguna). Al PSOE no queda otro remedio que mirar con ojos cariñosos a Ciudadanos, e imaginar a los naranjitos como una interesante pareja de baile. Claro que, si se da entender en semejante plan, a lo mejor pierde el voto progresista que aún le queda, y entonces...

La cosa se está poniendo emocionante. El paisaje posTransición cambia sin remedio. Qué nervios.