Los urbanistas del moderno Nueva York resolvieron la papeleta repartiendo en varias partes un todo --las avenidas-- y numerando los cientos de calles de ese todo, de forma que uno nunca se pierde por ese tiralíneas que conforma la gran manzana. Los urbanistas de Nueva York pensaron en los millones de turistas que habrían de visitar cada año la ciudad y se lo pusieron fácil, aunque les habría quedado la mar de mono rememorar la vieja historia de aquellos flamencos que fundaron Nueva Amsterdam.

La racionalidad, a los urbanistas de Zaragoza, como que les parece una jautada. Así que han echado mano del glamour que desprendió Tyrone Power en Valdespartera y han bautizado todo el barrio con títulos de películas rememorando aquel Salomón y la reina de Saba , con la mitad del barrio de Casablanca actuando de extras.

He hecho apuestas en la redacción a ver qué entidad bancaria tiene bemoles de plantar su sede en la calle Atraco a las tres , porque, por mucho que lo intento, no me imagino la consulta de mi dentista en la calle El gabinete del doctor Caligari , ni visitando a mis hijos en la calle Todo sobre mi madre , ni la comisaría de Policía en El ladrón de Bagdad , ni un convento de clausura en La ventana indiscreta .

Puestos a ser originales y marchosos podrían haber recurrido a títulos que no ofrecieran ninguna duda a los taxistas: ¿Se imaginan a la telefonista de la central de taxis pidiendo situación para ofrecer un servicio en la calle Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar ?