Zaragoza ha dado siempre muestras de estoicismo ante las obras y de permeabilidad al cambio. Ahí están los recientes ejemplos de los incesantes trabajos de la década pasada con el AVE y la Expo o la rápida adaptación a la llegada del tranvía. Ahora bien, lo que la ciudad precisa para mantener esos atributos es claridad y concisión cuando se trata de comunicar novedades. Ante la sentencia que limita el paso de bicis en las aceras hace falta exactamente lo mismo: explicar bien la norma. Solo así la convivencia y la adaptación estarán garantizadas.