Gran Bretaña ha dado el paso y autoriza por primera vez en Europa la clonación humana con fines terapéuticos. Es un avance, aunque la palabra clonación despierte temores ocultos en el subconsciente colectivo y quienes se oponen al uso de transferencia nuclear para obtener células madre jueguen a confundir la clonación terapéutica con la reproductiva. Recientemente, el profesor Wang, de Corea del Sur, obtuvo blastocistos humanos mediante transferencia nuclear --eso es la llamada clonación terapéutica--, y de estos embriones de menos de cinco días derivó líneas de células madre. Wang, un hombre religioso (budista) opuesto al aborto, considera natural emplear estas técnicas en la medicina regenerativa y tratar enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson), autoinmunes (diabetes) o accidentales (infarto de miocardio, lesiones medulares). Y es que Wang sabe también que la clonación reproductiva humana es hoy inviable, como demostró la oveja Dolly.

La ley española de reproducción asistida está en fase de revisión, y el Gobierno de Rodríguez Zapatero debería atender la recomendación de la mayoría de los científicos del país de legalizar la clonación terapéutica.