Los miles de conductores que el sábado se vieron atrapados por el temporal cuando circulaban por la autopista entre Miranda de Ebro y Burgos (de la concesionaria Iberpistas), además de encontrarse con una vía obstaculizada por la nieve y de no recibir los auxilios necesarios, tuvieron que soportar la humillación de pasar por taquilla. La compañía concesionaria considera que puede remediar el error con la promesa de devolver el importe a quien lo reclame. Sólo faltaría.

Es una paradoja que los usuarios de una autopista de peaje tengan peor servicio y menos atenciones que si circularan por una carretera gratuita. Iberpistas ha acusado a la Ertzaintza de permitir el tráfico por territorio vasco de los camiones que causaron el atasco. Pero es responsabilidad de la concesionaria impedir el acceso si no puede cumplir su compromiso de mantener la vía en condiciones para circular con seguridad y fluidez, o no cobrar si los afectados ya se han metido en ella. En los casos de los atascos veraniegos o de fin de semana se ha reclamado que se levanten las barreras, además de informar a los conductores de la situación. Cuando está en peligro la seguridad de los clientes, ni siquiera eso, que no se cumple, basta.