Este verano se abrirán algunos comedores escolares para que los niños con más necesidades puedan al menos ingerir una comida decente al día. Ya es triste que la pobreza infantil sea noticia en este país de cabezas coronadas por sucesión. No hace falta mirar a Ruanda o a Somalia, aquí mismo, en su barrio o en el de más allá, hay niños que cuando acabe el curso escolar pasarán hambre. Afortunadamente ha sido el Ministerio de Sanidad el que ha repartido 17 millones a las comunidades autónomas para luchar contra la pobreza infantil, y la DGA con su consejera de Educación al frente, que se había inhibido del problema hasta ahora, tendrá que gestionar los 700.000 euros para abrir comedores. También el alcalde de Zaragoza se ha comprometido a la apertura de cuatro comedores escolares para niños con riesgo de exclusión social.

Algo bochornoso en un país como España donde nos aprietan las tuercas hasta tal grado que se producen situaciones como estas: reconocer que hay que garantizar a los niños una alimentación no siempre disponible en sus casas. Casas en las que el paro se ha instalado para quedarse rompiendo todos los sueños. Pues esto es la realidad y no las mentiras inducidas y reiteradas de "una incipiente recuperación económica", que nos venden en cada telediario. Sin beca de comedor, las familias tienen que pagar 96 euros al mes por el servicio, por lo que muchas no pueden asumir el coste y los comedores cierran de junio a septiembre. Mientras tanto hay otros comedores-comederos que salen gratis a nuestros representantes públicos en Las Cortes de Aragón. Rectifico lo de gratis, porque gratis les sale a ellos comer estupendamente atendidos por pulcros camareros en un ambiente privado y exquisito, pero lo pagamos todos los ciudadanos, ya que hasta ahora este insólito servicio ha estado subvencionado. ¡Cómo lo oyen! El acceso a la cafetería-comedor estaba restringido a diputados y empleados. Un uso limitado que hacía necesario que se subvencionara desde Las Cortes parte de su coste. Ayudas que rebajaban el precio del menú de los señores y señoras diputados a tres euros. Financiación que salía de unos talonarios-vales de comedor que ofrecían los grupos parlamentarios a sus señorías. Imagínense lo animado que ha estado siempre el comedor los días que se celebraban plenos en el Parlamento autonómico. Siempre se ha dicho que a los diputados no les cuesta comer ni un euro, vamos que no pagan el menú porque llevan vales. De pronto parece que se han puesto rojos de vergüenza y han subido el menú a seis euros. Y parece que se acabó el chollo, ahora se va a sacar a concurso este servicio de comedor-cafetería que será de libre acceso a los visitantes del histórico edificio, abrirá durante los fines de semana y desaparecerá todo tipo de subvención. Una medida acertada para sacar rentabilidad a un servicio infrautilizado por las castas políticas ya de por sí muy bien alimentadas.

Periodista y escritora