Las secuelas de una crisis económica que ya dura siete años han acelerado la evolución del comercio en las ciudades, donde los formatos más tradicionales de esta actividad ya habían entrado en una época difícil por la presión de las grandes superficies, los centros comerciales y los cambios de hábitos de los consumidores. La actividad tiende a concentrarse de forma acelerada en las zonas prime, las más transitadas y céntricas, mientras que todo lo que está fuera de esas ubicaciones languidece dejando mucho esfuerzo y dinero, como pone de manifiesto el elevado grado de rotación de los locales comerciales de esos territorios. Esa concentración lleva a que los alquileres en las mejores calles multipliquen frente a los que se pagan en zonas periféricas de la ciudad, donde los locales no paran de bajar persiana. La alta rentabilidad de las propiedades más céntricas hace que grandes fondos e inversores institucionales hayan puesto sus ojos en ellas desde hace tiempo. Los estrategas del sector llevan meses reco-mendando a sus clientes que tomen posiciones a la vista de que a finales del 2013 se produjo cierta recuperación del consumo.