Lo llaman comité de expertos o grupo de sabios. Los más realistas también los han etiquetado como "los expertos de Montoro". Según la Moncloa, profesionales económicos y tributarios de reconocido prestigio en el ámbito académico. A ellos encargó el ministro hace ocho meses un paquete de propuestas para la necesaria reforma fiscal. El grupo selecto de varones (se ve que no hay una sola catedrática de Economía de solvencia contrastada) parió 125 sugerencias para modificar el sistema impositivo español. La cabeza visible del comité es Manuel Lagares, considerado el autor intelectual de la política tributaria de la era de Aznar, aquella que bajó los impuestos, calentó la economía y nos hizo volar hasta que en el 2007 se acabó la gasolina.

No son expertos independientes. Son sus expertos, o sea, están básicamente de acuerdo con aquellos que los nombran. La complicidad entre Gobierno y asesores es legítima, nadie lo pone en duda: son de la misma cuerda. Sin embargo, resulta insolente --por falso-- que desprecien siquiera la existencia de otras alternativas, que despachan con adjetivos peyorativos. ¿Saben estos caballeros que España es el país de la OCDE donde más aumentó la desigualdad? El informe recién publicado observa que los más pobres han perdido en España una tercera parte de su salario, mientras que el 10% de la población más rica solo experimentó el descenso de un 1% de sus ingresos. Hasta el FMI advirtió ayer de que en España se hereda cada vez más la desigualdad, o sea, la pobreza pasa de padres a hijos. Hoy es más cierto lo que escribió Rajoy en 1983: "Es sabido que los hijos de buena estirpe superan a los demás".

Periodista