Medio país anda escandalizado por la pelea en un partido de infantiles en Mallorca, que refuta la educación en respeto y deportividad del fútbol amateur. Pero no es un episodio tan aislado como parece. Salvando distancias, el domingo ocurrió un hecho para reflexionar: un equipo turolense de Regional que se desplazaba a Casetas vio un accidente en la autovía. Los jugadores fueron los primeros en parar a atender a los heridos, hasta la llegada de las emergencias. Como se retrasaron, el árbitro pese a estar informado no les dejó ni calentar, y el rival les metió siete. Hay muchas formas de llevar la competitividad al extremo insostenible. Árbitros así deberían pasar un tiempo aprendiendo valores, o dejar de pitar.