Que el PSOE atraviesa su peor crisis tras la resurrección del partido a mediados de los 70 es evidente. Sucesivos y alarmantes descalabros electorales han minado las expectativas de una formación sobre la cual pesan los errores y los vicios acumulados durante lustros. Ahora se pone de manifiesto la fragilidad de la organización, su escaso fondo, las dificultades que plantea una auténtica renovación. El partido socialista intenta reeditar aquel momento en Suresnnes, cuando la inoperante vieja guardia en el exilio fue desbordada por los jóvenes que actuaban en el interior de España. Pero ni las circunstancias ni los personajes tienen que ver con aquello.

LA SITUACIÓN EN ARAGÓN

¿Y en Aragón? Aquí, el socialismo ha dejado atrás sus momentos de gloria, el último cuando Marcelino Iglesias gobernaba la DGA y Juan Alberto Belloch el Ayuntamiento de Zaragoza hace solo tres años. Hoy solo este último se mantiene en el puesto (la alcaldía más importante que aún controla el PSOE). Casi todo lo demás, salvo la Diputación de Huesca, ha volado. Pero eso no es lo peor. Los últimos sondeos y la impresión dejada por las elecciones europeas oscurecen aún más el futuro.

Con una organización bastante estable y aparentemente pacificada, el actual secretario general, Javier Lambán, ha optado por resistir en el puesto pese a que la última cita con las urnas le deparó un triste 24,3%, por debajo de la suma de Podemos, IU y CHA. Luego apoyó con entusiasmo la hipotética candidatura de Susana Díaz al liderazgo supremo del partido. Pero la andaluza ha preferido al final retirarse de la carrera, lo que deja al aragonés desairado y sin referente.

ABRIR LAS PUERTAS DE PAR EN PAR

Al igual que otras federaciones del PSOE, la de Aragón tiene un serio problema dentro de su propia organización. Esta lleva años manteniéndose cerrada, inoperante, subordinada a los movimientos de un aparato cuyas miras se centran en el reparto de cargos públicos. La cooptación, los arreglos bajo cuerda entre las distintas familias y el nulo interés por captar nuevos militantes preparados, prestigiosos y honestos ha hecho estragos.

¿Cómo renovarse en tales circunstancias? Rompiendo con un pasado inmediato cuyo recuerdo se empaña por momentos, y buscando savia nueva en ideas y en personas. Abrir de par en par las puertas de las agrupaciones y recuperar el debate interno que durante años ha brillado por su ausencia.