Marejadilla en la escena nacional. No es fácil armar un gobierno con una campaña electoral abierta y con diputados presos ejerciendo sus papeles como si nada, con las subsiguientes luchas de poder entre instituciones. Mar de fondo en Gran Bretaña también, donde las europeas a la fuerza están sentando cual patada en el culo. Los conservadores sueñan con precipitar la caída de May para evitar un segundo referéndum sobre el Brexit, algo que no está nada claro. Y mientras tanto, los yanquis liándola parda. Google y otras empresas tecnológicas vetando a Huawei, la compañía china por excelencia que contribuye en el ámbito internacional a crear la marca de país. Más mecha al fuego de la batalla comercial-diplomática entre China y EEUU. Entre estas idas y venidas, la idea de la muerte en la cabeza, no tanto como algo inherente al ser humano, que también, sino como el avistamiento del final de una forma de hacer política. En ese navegar mental por los temas existenciales, la noticia de que Washington se va a convertir en el primer Estado del mapa que ha dado luz verde a convertir los cadáveres en abono, le devuelve a uno a una dimensión más global, humana, ecológica (pues la iniciativa reducirá el impacto medioambiental de la muerte en el planeta, solo en EEUU con medio millón menos de toneladas de CO2 en 10 años), y por supuesto, a la reflexión de que los segundos están contados en este mundo, tiempo en el que no deberíamos preocuparnos tanto de la política y sí de conseguir hacer el mejor compost humano del universo.H

*Escritora y profesora de universidad