La pasada semana Comisiones Obreras de Aragón organizó en Morillo de Tou unas jornadas para debatir sobre el fenómeno de la deslocalización. En ellas, junto con sindicalistas, participaron empresarios y representantes de los gobiernos catalán y aragonés. Como es lógico, se trataron otras cuestiones relacionadas con la creación y mantenimiento del empleo y todos coincidían en que es necesario que se den una serie de condiciones para lograr ese objetivo. Se habló de la formación, de la necesidad de invertir en I+D+i, de infraestructuras, de salarios, de flexibilidad...

Los sindicalistas reconocieron algunos errores y deficiencias y se mostraron dispuestos a discutir sobre todos los factores que influyen en el empleo, incluso a renunciar coyunturalmente a algunas reivindicaciones. Sin embargo, fue imposible sacar ningún compromiso concreto a los empresarios, parecía que la cosa no iba con ellos. Si las empresas no crean puestos de trabajo, se deslocalizan o cierran, será por culpa de las administraciones que no hacen las cosas bien, de los trabajadores que no entienden que hay que empeorar las condiciones laborales y/o salariales o, en todo caso, de las "leyes" del mercado que pesan sobre nosotros cual maldición divina.

Es sabido que la industria del automóvil no pasa por su mejor momento en Europa pero también es conocido que las marcas francesas no tienen ningún tipo de problemas, están incrementando las plantillas en 2004 y piensan seguir haciéndolo en 2005. La competitividad de una empresa no sólo depende de las condiciones externas y del factor trabajo, también depende de la productividad del capital. La innovación, el compromiso con la calidad, la organización del trabajo, o la política comercial son responsabilidades empresariales y desde luego son fundamentales para garantizar el futuro de cualquier proyecto.

Me queda una duda, ¿los empresarios aragoneses no quisieron comprometerse o realmente creen que su papel es tan irrelevante?

*Sindicalista