Los conflictos laborales en Primera División no son habituales, por eso resultan tan llamativas las medidas de presión que han adoptado los jugadores del Real Zaragoza en protesta por la falta de acuerdo para las primas y algún otro incumplimiento, como el regalo de un reloj que el presidente había prometido tras el título de Copa. La protesta no tiene por qué afectar al rendimiento en el campo de juego, y así lo han hecho saber los jugadores al anunciar que no irán a las concentraciones. La medida tiene su lógica, pues si lo que alega el club es la precaria situación económica los jugadores quieren ahorrarle la factura de los hoteles.