La eutanasia sigue siendo un tema tabú, por cuanto plantea un debate crucial entre el derecho a una muerte dulce y la prevención moral que un paso tan decisivo, irreversible, genera en determinados sectores de la sociedad. Aun así, los últimos datos que se conocen sobre su hipotética aceptación indican que tres de cada cuatro españoles estarían de acuerdo en su regulación. En España es un delito practicar la eutanasia o el suicidio asistido, y más allá de leyes autonómicas que prevén el rechazo a los tratamientos que se ensañan con el enfermo solo existe la ley de autonomía del paciente, que habla de autonomía y dignidad pero sin ir más allá. Para revertir la situación, Unidos Podemos ha presentado una proposición de ley para despenalizar la eutanasia en unos términos garantistas al máximo y estrictos con el protocolo. Se trata de facilitar con actos necesarios la muerte de otra persona, por petición expresa, seria e inequívoca, en caso de enfermedad terminal o sufrimiento intolerable. Debe valorarse esta iniciativa -como la de Ciudadanos y el PSOE en proyectos sobre la muerte digna y la universalización de los cuidados paliativos- como un paso adelante. La extrema delicadeza del asunto requiere un debate amplio e intenso, sin cortapisas morales y con la convicción de implantar el derecho a la eutanasia o al suicidio asistido como un deber humanitario.

Barcelona y L’Hospitalet se preparan para vivir desde hoy una nueva edición del Mobile World Congress (MWC) que va a congregar hasta el jueves a más de 100.000 personas entorno a uno de los eventos más destacados a nivel global en el ámbito de los negocios y los progresos digitales. Cuantitativamente, el MWC es un permanente exceso en las cifras. Lo vemos en los precios de determinados servicios o productos durante estos días de ocupación hotelera intensiva que tensa las leyes de la oferta y la demanda hasta extremos insospechados. El beneficio directo para la ciudad y para muchos de sus habitantes es evidente aunque en ocasiones estén supeditados a unas condiciones que podrían mejorar sin perturbar el éxito de la organización de un evento de esas características.

El Mobile es sin duda uno de los grandes escaparates del mundo digital en el que ya estamos inmersos. Durante cuatro días vamos a contemplar de cerca una lluvia de innovaciones entorno al teléfono móvil que nos anunciaran cambios en las formas de trabajar, de comunicarnos, de comerciar, de producir e incluso de pensar. Novedades que nos ponen cada día más dilemas éticos sobre la mesa y que en muchos casos identificamos como simples cambios tecnológicos lo que son revoluciones que pueden servir para mejorar las condiciones de vida, pero también para empeorarlas.