Ya sabemos que nos construyen la realidad a golpe de argumentarios que se convierten en titulares y que llenan espacios en los medios de comunicación. La realidad no es tal cual es sino como nos la quieren hacer ver. Y lamentablemente nos la venden con muchas, muchas mentiras, distorsiones y manipulaciones.

Cuando se plantean unos Presupuestos del Estado que son la respuesta a la situación a la que nos ha llevado la pandemia y que suponen un avance histórico, nos entretienen con polémicas artificiales y con noticias inventadas. Resucitan, otra vez, a ETA a la vez que maldicen la ley de memoria histórica, esa que Rajoy presumía de financiar con 0 euros de media en cuatro años, y su sucesor califica como manía de la izquierda carca, batallas del abuelo o «fosas de no sé quién». Bildu es anatema, pero gobernar con los franquistas herederos y defensores del franquismo y dejar que ellos impongan sus retrógradas propuestas es perfectamente aceptable.

¿Por qué no se habla de lo sustancial, los presupuestos del Gobierno Sánchez, intentando mejorarlos? Pues porque de lo que se trata no es de que todos superemos la crisis de la mejor manera posible, sino de derribar al Gobierno creando crispación y polarizando la sociedad. Con la ley educativa pasa lo mismo. Aconsejo leerse el proyecto, no tragarse las mentiras y falsedades que las derechas están proclamando y luego fórmese su opinión sin intermediarios.

Hay un populismo reaccionario que nunca acepta perder aun a riesgo de quebrar la cohesión social y poner en riesgo las instituciones democráticas. Hay una magnífica exposición sobre Gurs en el Pablo Serrano que he visitado para recomendársela a mis alumnos. Da que pensar a donde lleva ese populismo reaccionario que algunos prefieren no combatir. No se puede mirar para otro lado porque es una actitud suicida. A ver si nos vamos enterando.