Un año después del retorno de una parte de las piezas procedentes del monasterio de Sijena que se costodiaban y exhibían en el Museo de Lérida, aquel contencioso aún no está cerrado. Las pinturas murales del mismo cenobio son objeto de nuevas acciones judiciales que el independentismo catalán ha integrado en su táctica victimista y de confrontación sistemática.

Por eso hoy, mientras el Gobierno de Aragón se reúne en Sijena, en un intento de mantener viva la reivindicación, la Generalitat ha organizado en Lérida un acto simultáneo para protestar contra la vuelta a Aragón de aquellos objetos y reafirmarse en que no cederá ni uno más.

Lo peor es que este viejo contencioso, que se ha prolongado durante años y que parece condenado a eternizarse está superponiéndose y enredándose con el conflicto político en Cataluña, justo cuando ahora mismo el desafío secesionista parece alcanzar un nuevo nivel, y la tensión con el Gobierno central vuelve a elevarse muy por encima de lo razonable.

En semejante contexto, mantener una actitud equilibrada es indispensable. El Gobierno autónomo y la ciudadanía aragonesa tienen sobrados motivos para insistir en que vuelva aquí lo que de aquí salió. Justicia elemental. Hagámoslo con decisión pero con mesura y dignidad.