Las tres partes implicadas en el desarrollo de los suelos ferroviarios, Fomento, Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón, se eternizaron estudiando el convenio del AVE y marearon la perdiz durante años para nada, porque ahora resulta que los análisis económicos que hicieron no sirven. Los talentos económicos y técnicos de las tres instituciones han desbarrado nada menos que en varias decenas de millones de euros, por lo que ahora o se pone más dinero sobre la mesa para hacer el proyecto o se modifica el Plan General para sacar mayor rentabilidad a los suelos construyendo más pisos. Lo más rocambolesco del caso es, sin embargo, que la sociedad pública Zaragoza Alta Velocidad, que se creó hace dos años para desarrollar este convenio, no ha reparado hasta ahora en el déficit. Sería interesante que el gran proyecto urbanístico de la ciudad se empiece a tratar con planteamientos sostenibles y con todos los datos encima de la mesa.