El Gobierno de Aragón ha ordenado retirar varios libros de texto que contienen expresiones falsas como «Corona catalanoaragonesa». Esta expresión, inventada en el siglo XIX por el movimiento nacionalista-romántico-pantacatalanista llamado «La Renaixensa», que ahora escriben como «La Renaixença» (con cedilla), aunque copiado de una agrupación fundada en Valencia en el siglo XVIII, sigue siendo utilizada en Cataluña por numerosos docentes, investigadores e instituciones. Lo hace permanentemente el Institut d’Estudis Catalans, que publicita todas sus publicaciones como «Corona Catalanoaragonesa», aunque los autores de algunos de esos libros y artículos los titulen en el original como «Corona de Aragón». El uso de este falso y manipulado concepto está tan extendido que en la Enciclopèdia.cat aparecen con este nombre nada menos que 30.212 entradas. En esa misma enciclopedia, a los Anales de la Corona de Aragón, publicados por Jerónimo Zurita desde 1562, los citan como «Història dels regnes de la corona catalanoaragonesa», nada menos.

A los falsificadores de la terminología histórica no les importa la historia, ni la documentación, ni el rigor, ni el sentido común, ni siquiera sus propios antecedentes. No les interesa saber que Víctor Balaguer, periodista y escritor nacido en Barcelona en 1824 y fallecido en Madrid en 1901, ministro de España en tres ocasiones, miembro de La Renaixensa (sic) y tan pancatalanista que se hacía llamar «El trovador de Montserrat», fundó en 1854 la revista 'La Corona de Aragón'. En esa publicación pretendía loar las glorias históricas de Cataluña, pero en la citada enciclopedia (si se toman algunas entradas a título de broma pueden ser incluso divertidas) se dice que Balaguer pretendía con su revista, a la que no pueden cambiar el nombre, claro, crear un vínculo «entre los territorios de la antigua Corona catalanoaragonesa». Y así, con semejante «bagaje intelectual», se van llenando páginas y páginas de libros y publicaciones en Internet, lanzando un mensaje falso y presentando una historia y una denominación que nunca fue, pero que interesa alterar hasta extremos que rozan el esperpento.

No contentos con tanta falsedad y tanta insensatez, en 1876 el escritor valenciano Benvingut Oliver se inventó el término aún más fantasmagórico de «Països catalans», que recuperó en 1962 el también autor valenciano Joan Fuster. Enseguida el pancatalanismo más militante lo hizo suyo y lo acuñó como propio. Y así seguimos, mentira tras mentira, siglo y medio después.