Soy un entusiasta de los programas que se acercan a la cocina de las películas, de las producciones televisivas; esas miradas a la trastienda, donde los actores hablan con su voz normal, y los que interpretan a criminales sin alma, cuentan chistes y parecen humanos.

El Príncipe es la teleserie de Tele 5 que retrata el barrio de ese nombre en la lejana Ceuta; el barrio más peligroso de España. Allí conviven asesinos, traficantes y gentes abandonadas por la mano de Dios o de Alá, con algunos policías corruptos. Un caldo de cultivo más explosivo que la dinamita. Ese es el tema. El Príncipe se encuadra en estas últimas producciones muy caras y lujosas que han afrontado algunas empresas españolas. No son rentables, salvo si se logran vender fuera.

En la serie brilla con una luz personal e intransferible José Coronado, ese actor en estado de gracia. Aún recuerdo el día en que lo entrevisté cuando vino a Zaragoza a presentar Salsa rosa y era tan solo un rostro bello sin demasiado carisma. Ahora que ha perdido brillo en su cutis ha ganado credibilidad en sus gestos. Coronado ya es uno de los grandes actores internacionales, ¿por qué no? Él sujeta casi toda la serie. Porque los compañeros de rodaje nos cuentan en ese making of que estaban acojonados de compartir escena con él. Impone. Gracias a Coronado y a un guion creíble, la serie tendrá éxito. No goza de la misma suerte El corazón del océano, un producto de mucha pasta pero escasa tensión. También hay malos, pero ninguno posee la credibilidad de José Coronado.