Desolador panorama el que plantean los expertos ante la que califican como una de las epidemias más peligrosas de este tiempo, pese a que los chinos vendan aparente transparencia comunicativa y control de la situación, aunque eso sí, construyendo en menos de tres semanas, un mega hospital cuyas vastas dimensiones hacen suponer que no estamos ante ninguna broma. Más de 8.000 contagiados y casi dos centenares de muertos han hecho falta para que la OMS declare la alerta internacional. Imperdonable, la falta de juicio político e irresponsabilidad demostrada. La misma de los mandatarios ingleses a la hora de gestionar su continuidad en la UE. No fueron conscientes de lo que supondría un brexit real. A partir del sábado, todavía no habrá expatriados de un lado y otro sin derechos a la sanidad u otras prestaciones sociales, Reino Unido seguirá dentro del Mercado Común y de la Unión Aduanera, los ciudadanos podrán residir o desplazarse sin trabas y los erasmus disfrutar de su beca en la isla, pero ese espejismo durará hasta el 1 de febrero del 2020. Durante este periodo transitorio, los británicos pagarán a la UE todo lo que tenían comprometido en los presupuestos 2014-2020; respetarán los acuerdos internacionales firmados por la UE; cumplirán con las leyes comunitarias; pero veremos marchar a los funcionarios británicos, diremos adiós a la bandera británica del Parlamento Europeo después de casi medio siglo, y sobre todo, habremos puesto en marcha la mayor pandemia del siglo XXI, la desintegración del imperio europeo y del propio Reino Unido, que será presa de su propio coronavirus. Esperemos que por lo menos se negocien bien los antídotos y la enfermedad no aniquile a la población, que es siempre la mayor damnificada.H

*Periodista y profesora de Universidad