Me quejo, rotunda y cabreadísimamente, desconozco ante quien, bueno sí, ante los destalentados que entretienen su tiempo y magín puteando o a los sufridos usuarios del correo electrónico. Llevo unas cuantas semanas con un gamberro que disfruta dándome marcha, o lo que es igual, dolores de cabeza. Escribes, envías lo prometido o aquello a lo que semanalmente estás obligado y que si quieres arroz Catalina."Antonio, ¿has mandado tu colaboración? Pues claro que sí Nuria, que sí, Charo". Y las afables voces y mejor profesionalidad de estas damas te responden con "no lo hemos recibido". Ya digo que tal circunstancia se da en otros casos. Y por eso hoy, si llego a tiempo, escribo mi indignación en lugar de lo que al punto de la mañana había remitido. Mucha tecnología, mucho cable, ADSL y demás zarandajas para esto, para sentirte gilipollas supino al albur de unas maquinuchas cada día más caprichosas. Al paso que vamos, reivindicaré las viejas señales de humo como medio de comunicación más seguro. Por lo menos haremos el indio fieles a lo que sus cánones mandan. Con plumas o sin ellas. ¿Cuándo pondrán coto los "expertos" a virus, gusanos y villanos?

*Profesor de Universidad