Sansón perdió su cabello, tras lo cual se esfumó su extraordinaria fuerza. Ojalá la historia fuera cierta y pudiera repetirse, pero esta vez, teniendo como protagonista no al de las siete trenzas sino al de la «coletita con aires de». No sabemos si eso realmente pasará, el destino es incierto, pero lo que ya es un hecho es el corte que una mujer, de su misma familia política, esto es, la izquierda, le acaba de encajar. Ave Mónica García, la médica que encabeza las listas de Mas Madrid, que ha sido capaz de plantarle cara a ese que va con la pose de acérrimo defensor de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, cuando en realidad su verdadera naturaleza está cimentada en un ejercicio del poder, propio del macho alfa de la manada, con lo que todo ello implica. Pero, mira por dónde, le ha salido el tiro por la culata al macho dominante con pintas de liberal.

Ha encontrado la horma de su zapato, una mujer que no acata cual subordinada, como sí lo ha hecho Isa Serra (la que era candidata por Unidas Podemos a las elecciones madrileñas hasta que el comandante en jefe decidiera dar el golpe de efecto, algo que, por otro lado, deja bien clarito el corte democrático de la estructura «podemiral»). Y es que, la «compañera de izquierdas», como bien diría Iglesias, al igual que los hombres, sabe escupir por el colmillo. Y lo hace, con el argumento que mejor podría tapar la boca de un falso feminista y demócrata. Con un, basta ya, de órdago: «Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos. Hemos demostrado con creces que sabemos frenar a la ultraderecha sin necesidad de que nadie nos tutele». Toma corte de coleta, perdón, al coleta.