El 8-M, el virus prefirió mujeres a hombres para propagarse. Dice el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, que el fin de semana del 8 de marzo hubo en la capital «multitud de eventos, también en espacios cerrados», que pudieron ayudar a expandir el coronavirus tanto como jura la Benemérita que lo hizo la marcha feminista. Y, sin embargo, se lamenta, «parece» que lo único «que pudo haber sido decisivo en el contagio» fue la manifestación. ¡Cómo que en los días previos! La memoria de Franco flaquea. El mismo domingo Vox citó en Vistalegre a 9.000 personas para contrarrestar el aquelarre de las locas del odio. En espacio cerrado, Abascal se permitió reprochar a Sánchez que desde que él gobierna «las violaciones no han dejado de aumentar de una manera dramática». El Gobierno tuvo claro que si permitía la marcha feminista, debía autorizar también el tercer gran acto multitudinario de Vox en el espacio multiusos de Carabanchel. Pero por dejar que la marcha y el desfogue de Santiago y los suyos coincidieran en día y hora, Franco ha tenido que sentir en sus carnes el hierro caliente de la imputación, si bien solo por lo primero, nunca por lo segundo. Ahora bien, qué hubiera ocurrido si el Ejecutivo, en vez de hacer buena la máxima atribuida a Voltaire («“estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»), hubiese respondido que nanay, argumentando que en espacio cerrado se propagan mejor los virus y hasta se multiplican. ¡Qué acusaciones de totalitarismo hubieran salido de las bocas de quienes, en el fondo, son sus herederos posmodernos! (Aunque, por otro lado, ¡qué cuarentena se hubiera evitado Abascal y qué viacrucis clínico Ortega Smith!) Pero no tengan la menor duda: el 8-M el covid-19 eligió propagarse entre las mujeres, no entre los hombres que las denigran. H *Periodista