Si las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) no yerran, incluso con los cambios que la pandemia va a introducir en las estructuras sociales, tres de cada diez hogares en Aragón serán unipersonales en el año 2035. Un crecimiento que viene observándose en España en los últimos años y que nos acerca cada vez más a modelos propios de otros países europeos.

No quiere decir que el hogar tipo en Aragón --con tres o cuatro personas de media-- vaya a desaparecer, pero sí que se consolidará el de una o dos personas como unidad familiar. Si actualmente el grueso de la población aragonesa están en la franja de entre 40 y 50 años y las proyecciones demográficas apuntan también a que la pirámide poblacional dentro de quince años seguirá invertida, se plantea un reto considerable para los futuros gobernantes y, en especial, para sus políticas laborales y sociales. Porque hoy por hoy los singles son un grupo social olvidado, que también tiene necesidades, como conciliar en el trabajo o beneficiarse de medidas que otros disfrutan.

No hay que engañarse, vivir solo resulta caro. La vivienda, los servicios básicos como el agua o la luz, que no están bonificados para hogares unipersonales, o incluso la alimentación. Solo hay que observar las líneas de un supermercado: todo está diseñado para que la compra resulte más barata si es al por mayor.

Quince años vista. Es el tiempo que tienen para diseñar nuevas políticas que se adapten a los cambios sociales.