Ayer, mientras el presidente Marcelino Iglesias asistía en Madrid a la boda de los Príncipes de Asturias, en el Pignatelli se hacía oficial una crisis de gobierno que en las últimas horas era ya un secreto a voces. María Teresa Verde, consejera de Universidad y Nuevas Tecnologías, deja su cargo (va a recibir un puesto en Pla-Za) para ser sustituida por Alberto Larraz, hasta ahora Consejero de Sanidad, a quien relevará su propia secretaria general técnica, Luisa Nueno.

Mal arranque ha tenido la consejería de Universidad y Nuevas Tecnologías, presentada al inicio de esta legislatura como uno de los departamentos importantes dentro de la nueva estructura del Ejecutivo aragonés. No es muy halagüeño que apenas un año después de quedar constituido un gobierno regional que se suponía sólido y bien asentado en la alianza PSOE-PAR estén produciéndose ceses y cambios.

Desde hace un año, Aragón espera mucho de una administración que es la primera en repetir mandato. En ese tiempo, las expectativas iniciales han ido dejando paso a cierta sensación de fatiga colectiva, de opaca rutina. Ahora llega la crisis y se pone de manifiesto que, ciertamente, aquí hay algo que no acaba de funcionar.