Si partimos de la base de que la política debe estar al servicio de los ciudadanos y aportar soluciones a sus problemas, me atrevo a decir que hoy en día se carece de criterio para resolverlos.

La actividad municipal, por mencionar algún ejemplo, está o parece estar enfocada en asuntos menores, tales como arreglar avenidas como Tenor Fleta o llenar las calles de multitud de luces en Navidad.

Sin embargo, hoy en día hay problemas de primer orden, pero dudo incluso de que sepan de su existencia. Los que se detallan a continuación son algunos de ellos:

1) No hay acceso a la vivienda de alquiler. El precio de los pisos en alquiler es elevadísimo: auténticos zulos de 35 metros cuadrados por más de 400 euros al mes es prácticamente lo más accesible que se puede encontrar en la actualidad. Solo hay que entrar en Idealista, Milanuncios o Fotocasa para comprobarlo. Los jóvenes que se habían emancipado vuelven a casa de sus padres al haber perdido el empleo que tenían en el sector de la hostelería, haciendo que el número de convivientes por domicilio sea más numeroso y, por tanto, el riesgo de contagio mayor.

Los pocos que querrían emanciparse no pueden hacerlo, en la situación actual les piden cantidades que superan el 50% del SMI, así como el pago de 4 meses por adelantado. ¿Qué jóvenes pueden permitirse eso? Los que trabajan en Telepizza no, ni en Burger King, ni los repartidores de Glovo, ni los teleoperadores, ni los que hacen unas horas como reponedores...

Porque no nos engañemos: poco o mucho, los jóvenes van a socializar, a quedar y hasta a ligar, puesto que va con la edad, es una necesidad para ellos. Y si no pueden emanciparse, deberán compartir obligados techo, baño, nevera y sofá con sus progenitores, 30 años -como poco- mayores que ellos.

Para solucionar esto hace falta criterio político, poner en marcha medidas que avalen a los jóvenes para que puedan acceder a esas viviendas y que animen a los propietarios a poner en alquiler sus viviendas, ofreciéndoles garantías de cobro. Medidas con las que subir impuestos a las viviendas vacías para que no sea rentable tenerlas sin alquilar e impulsar así su salida al mercado, medidas para la promoción de vivienda de protección oficial de alquiler.

Desde luego este problema ni lo resolverán las luces en los árboles ni la mejora de grandes avenidas.

2) El transporte público está saturado en horas punta, y esto en el momento sanitario existente es intolerable. Hace falta ya vigilar aforos, reforzar líneas y acordar convenios con el maltrecho sector del taxi, para que en esos picos horarios trabajen a pleno rendimiento y sea posible hacer uso de ellos a un módico precio. Es decir, viajar lo más seguros posible.

3) En un momento de cierres perimetrales, el ocio se restringe tanto que, por aburrimiento y hartos de estar en casa, la gente llena centros comerciales (solo hay que ver Puerto Venecia el fin de semana). Creo que se debería plantear ocio alternativo a esas aglomeraciones, no sé si tiene sentido tener vacíos los pabellones para hacer o ver deporte, pero tener llenos los pabellones para comprar o ver tiendas. Estar encerrados un año en casa es imposible y querer desplazarse es inherente a la condición humana. Si el único ocio que se tiene disponible es Puerto Venecia, allí irá la gente: eso sí, en autobuses colapsados.

Hemos de reclamar criterio político, solución a los problemas. Yo solo soy un ciudadano más pero si todos reclamamos soluciones a los problemas reales, no podrán cerrar los ojos. Animaos a ser uno más en reclamar criterio político y en plantear soluciones.