El discurso de Lambán con motivo del 23 de Abril, tan españolista, vino a ser un bonito detalle con Ciudadanos, en sintonía con la posición del PSOE oficial, que no es el de Pedro Sánchez, sino más bien el de los barones encabezados por Susana Díaz... dijeran lo que dijeran las bases. Pero el acuerdo para incrementar hasta el medio millón de euros la masa hereditaria exenta, en parentescos de primer grado, constituye un descarado guiño mutuo, un tonteo en toda regla. Que de momento no llegará a nada porque, acuerdos aparte, la rebaja impositiva no podrá cuajar al carecer de los necesarios apoyos en las Cortes aragonesas. Hombre, el PP podría apoyar la jugada y así lograr algo (reducir presión fiscal) que viene reclamando un día sí y otro también. Pero los de Beamonte se niegan. Están con un impresionante ataque de cuernos y el mosqueo correspondiente: mal empieza la cosa (para ellos) si Cs, apoyo imprescindible para que los conservadores recuperen poder institucional en la Tierra Noble, hace como que se va con otro. ¡Ay, madre!

De momento, en toda España, Cs elige pareja con mucho cuidado. En territorios socialistas se arrima al PSOE, de momento. En zonas netamente conservadoras sigue la huella del PP para no hacer nada que le impida quedarse con una buena parte de su electorado. A la postre, los de Rivera y Arrimadas necesitan para crecer algunos votos centristas (escurridos del centroizquierda y el centroderecha) y muchos de la derecha-derecha, los que ahora dilapida Rajoy. De ahí que en Madrid hayan preferido (y sin dudarlo un segundo) respaldar al heredero y exmano derecha de Cifuentes, cómplice en las mentiras de la expresidenta, en vez de un señor tan magnífico como Gabilondo. Bueno... el correveidile de Martínez Maíllo ha dicho que era preciso salvar a Madrid de la izquierda radical. Un chiste malo.

¿Está pensando Lambán en un futuro pacto con Cs, tras las elecciones del año que viene? Es de suponer que sí. No obstante dependerá de que los dos partidos sumen mayoría. Si no, adiós a la boda.