La actualidad transita entre fechas y efemérides cuya significación muta como las ratas de Chernóbil. El 8-M fue una explosión de vigor feminista. El 14 de Abril se solapó con el encontronazo entre las reinas, demostrando así la naturaleza irracional y anacrónica de la monarquía. El 23 de Abril encontró un Aragón que no se entiende a sí mismo. El 1 de Mayo puede convertirse en el catalizador de nuevas movilizaciones populares (los pensionistas ya prepararon el terreno) contra un modelo social que consagra la desigualdad y la depreciación drástica del factor trabajo. Y todavía me queda el 3 de Mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, que los periodistas españoles vamos a dedicar a poner sobre la mesa el tema de la (muy perjudicada) libertad de expresión.

Por esos jalones en el calendario discurre una política descompuesta y en crisis. Ayer, por ejemplo, jueces y fiscales arremetían contra el ministro de Justicia, quien había osado decir que el Consejo del Poder Judicial debería haber detectado antes las rarezas (o lo que fueren) del magistrado que dictó un voto particular en la sentencia de La manada proponiendo la absolución de los acusados. Y claro, después de semanas y meses diciendo que la Ley y la Justicia son las piedras angulares de la democracia, de dejar en manos de los tribunales la práctica totalidad de las decisiones políticas y administrativas relevantes, de convertir al Constitucional, al Supremo, a la Audiencia Nacional y a la Fiscalía en garantes de la unidad de España y la salud del Estado de Derecho... pues no resulta fácil encajar la triste realidad: ese fallo incomprensible e incluso indigno (el de Pamplona), o la fracasada instrucción del juez Llarena (relativa al conflicto en Cataluña), a quien está contradiciendo el propio Ministerio de Hacienda. Los profesionales de la Ley (incluyendo a las policías judiciales) no son espíritus puros, sino gentes con ideología (a veces radical), filias, fobias, desajustes mentales y manías. Pasa en todos los oficios. Pero cuando se ha delegado en algún gremio poder y reponsabilidad... Pues eso.