Dice Lambán que el principal error del paralizado Impuesto sobre Contaminación de Aguas de Aragón (ICA) es que no se ha explicado bien, que ha faltado pedagogía y transparencia. Y por lo que se ve le van a dar un par de pensamientos para frenar la, probablemente, más informada y documentada rebelión ciudadana que se haya dado en Zaragoza. Mucho tendrán que aplicarse las autoridades para convencerse y convencernos de que urge enmendar el inmenso error que es el Plan de Depuración de Aguas, que heredaron, todo sea dicho, y que para financiarlo hay que disfrazar de impuesto lo que debería ser un canon. Porque con el ICA no solo se paga la reutilización del agua, que eso es muy justo y necesario, sino esa marcianada tan regionalista que proyectó 1.150 plantas de depuración para 731 municipios, algunos de ellos sin vecinos y otros sin agua corriente. Hasta premios internacionales nos dieron por proyectar una depuradora para 15.000 personas en un pueblo pirenaico donde viven 100. ¿Lelos de solemnidad? No, no lo crean, porque este disparate lo ejecutaban unas concesionarias que ejercían de juanpalomo: adelantaban el dinero haciendo las obras pero pensaban recuperarlo con creces gracias a la explotación y a los impuestos con que nos iban a crujir. Pues sí, hagan pedagogía, expliquen bien qué es lo que se ha hecho, qué queda por hacer, y qué no deberíamos hacer nunca, aunque sobre esto último servidora tiene muchas dudas porque aquellos faraones que parieron este plan siguen asesorando en materia medioambiental. H *Periodista